lunes, 26 de enero de 2015

Guía simple de vida

Jorge A. Meléndez Ruiz 

 
En igualdad de circunstancias, una solución simple siempre será mejor que una complicada. Claro, a veces la realidad impone complejidad en situaciones... y en soluciones.

Dwight (Ike) Eisenhower fue un excepcional líder norteamericano. Un general de 5 estrellas que fue el máximo jefe de las fuerzas aliadas durante la Segunda Guerra Mundial.

Pero también fue presidente de EU entre 1953 y 1961. Durante su mandato se establecieron las bases para crear la red interestatal de carreteras del vecino país, inició operaciones la agencia DARPA, que tuvo un rol fundamental en la creación del internet, y se fundó la NASA.

Bueno, hasta fue presidente de la Universidad de Columbia. De acuerdo con el autor James Clear, "Ike tuvo una habilidad increíble para ser productivo de forma sostenida".

Y una de sus herramientas de trabajo favoritas fue la "Caja de Eisenhower". Ésta funciona para cualquier actividad utilizando dos criterios: su IMPORTANCIA y su URGENCIA. Y luego pregunta: ¿es la actividad urgente? y ¿es importante? 4 cuadrantes, 4 estrategias:

1. Importante Y urgente: ¡hágala YA!

2. Importante Y NO urgente: decida cuándo la va a hacer.

3. Urgente Y NO importante: delegue (¿quién la hará por usted?)

4. NO urgente y NO importante: elimínela.

Una herramienta que le puede simplificar la vida y que tiene el poderoso atractivo de la simplicidad. Ah, y universalmente aplicable (véala en el gráfico adjunto).

¡Buenísima! Llevémosla a otros ámbitos. Aquí le van varias "cajitas de Eisenhower".


POLÍTICA: para todos los grillos mexicanos que les gusta hablar, proponer y hasta intentar ejecutar cualquier cosa. Dos preguntas: ¿Saben del tema? y ¿pueden hacer algo al respecto?

a. SÍ sabe y SÍ puede hacer: para de hablar, ¡hazlo ya!

b. SÍ sabe y NO puede hacer: ofrece tu ayuda al que puede.

c. NO sabe y SÍ puede hacer: infórmate (escucha, aprende).

d. NO sabe y NO puede hacer: ¡cállate!


PROBLEMAS: estamos inundados de ellos, ¿qué hacer? Dos preguntas: ¿qué tanto le afecta a usted o a su organización? y ¿qué tan graves son las consecuencias de no resolverlo?

1. SÍ afecta y SÍ es grave: ¡resuélvalo, a jalar!

2. SÍ afecta y NO es grave: programe su solución.

3. NO afecta y SÍ es grave: esté atento a sus efectos, no vaya a ser que cambie cómo le afecta.

4. NO afecta y NO es grave: olvídelo, no se angustie.


FINANZAS: ¡Tanto en qué gastar, tan poco dinero! Dos preguntas: ¿es un gasto grande? y ¿qué tanto le beneficia?

a. SÍ es grande y SÍ beneficia: evalúelo.

b. Sí es grande y NO beneficia: olvídelo.

c. NO es grande y SÍ beneficia: hágalo.

d. NO es grande y NO beneficia: ¿cómo andan sus ahorros?


TRABAJO: ¿Qué hacer si no está satisfecho en su chamba? Dos preguntas: ¿qué tanto le pagan? y ¿qué tanta movilidad tiene?

1. Mucho y mucha: piénselo.

2. Mucho y poca: ¡aguántese!

3. Poco y mucha: cámbiese.

4. Poco y poca: prepárese, estudie, cambie sus perspectivas.

Cerremos con algo más divertido. Y aclaro, es un chiste. Bueno, a veces entre broma y broma...


REGAÑOS EN CASA: ¿de qué tamaño será? Dos preguntas: ¿qué tanto la regó? y ¿está dispuesto a gastarle?

a. Mucho y SÍ está dispuesto: quizá lo perdonen.

b. Mucho y NO está dispuesto: prepare curitas y mertiolato.

c. Poco y SÍ está dispuesto: lo van a adorar siempre.

d. Poco y NO está dispuesto: ¡codo y aburrido!

Espero le sirvan estas simples cajitas. ¿Se le ocurre alguna otra? Mándemela y con gusto la compartiré por Twitter.



EN POCAS PALABRAS...

"Liderazgo es el arte de lograr que otro haga algo por ti porque él quiere hacerlo".

Ike Eisenhower 


lunes, 12 de enero de 2015

Renunciar


Abandonar cuesta, aunque nos cueste más no abandonarlo. El dicho de "mejor malo por conocido que bueno por conocer" es inverosímil: ¿cómo preferir lo malo a la posibilidad de algo mejor?

Horacio Marchand 

 
Debería existir una práctica para renunciar o eliminar cosas, actividades, intenciones, hábitos y relaciones; un ritual para sacudirnos de todo aquello que en el fondo no queremos, que no es de utilidad o peor: que nos resulta tóxico.

El problema frecuentemente no es la falta de ideas nuevas, sino cómo eliminar y desincorporar las ideas viejas, esas que gobiernan de manera silenciosa y dictatorial nuestros hábitos, fondos y formas, sin dejarnos crecer.

Lo mediocre ocupa el espacio de lo muy bueno, y si el espacio no se abre, no es posible que se asiente algo mejor. Renunciar libera recursos y no me refiero sólo al dinero: hay talento, intención estratégica, ancho de banda organizacional y, finalmente, horas de trabajo.

Abandonar cuesta, aunque nos cueste más no abandonarlo. El dicho de "mejor malo por conocido que bueno por conocer" es inverosímil: ¿cómo preferir lo malo a la posibilidad de algo mejor?

Es que es la propensión a proteger las inversiones emocionales realizadas la que nos tiene tomados. Es como un negocio al que ya se le ha invertido mucho y no ha dado o como seguir apostando en Las Vegas "porque he perdido mucho, para recuperarme".

Romper con el pasado puede ser equiparable a un entierro. Es difícil enterrar a alguien, a una idea, a un resentimiento, a una empresa, a una tecnología, a una relación y no se diga a una vieja versión de uno mismo. Hay que soltar y dejar ir o bruscamente cesar con responsabilidad, para capitalizar la fabulosa energía de lo nuevo.

El principio general de una estrategia es que implica renuncias. Sin renuncias no puede nacer una estrategia que, por su naturaleza, necesariamente demanda un enfoque claro. Cuando todo es importante, nada acaba siendo importante.

Es natural que los empresarios y directivos lo quieran todo. Pero perseguir muchos objetivos disminuye energía y potencia. A la hora de los emprendimientos y las innovaciones, ser "normal" es ser nada. Sin jerarquización no es posible obtener resultados de alto impacto.

Una organización que persigue muchos objetivos, que cambia de prioridades constantemente y que está atrapada en lo urgente, ya no puede ver lo importante. Lo importante está asociado a las oportunidades y detectarlas requiere de "sensores" que no estén dañados ni bombardeados por múltiples afanes.

Detectar una oportunidad, clarificar un diagnóstico y articular una dirección coherente son acciones que no pueden nacer en la hiperestimulación y en el bombardeo de urgencias. Vivir ocupado y acelerado es una forma de anestesia existencial que afecta a la sensibilidad para leer el entorno y disparar acciones de adaptación.

Un líder tiene en esencia dos responsabilidades: clarificar las prioridades y cerciorarse de que el talento y la infraestructura estén asignadas a ellas. Cuando hay claridad en la renuncia, implícitamente hay claridad en el objetivo.

Una forma de verlo es: la estrategia es el "qué", la clarificación del rumbo; la táctica es el "cómo", la consecución de actividades que ejecutan el ángulo competitivo; la cultura es el "quién" y el corazón que le da vida a la estrategia.

Por otro lado, el posicionamiento en el mercado requiere de una nitidez de concepto y de una claridad absoluta de lo que una marca promete y sobre todo ejecuta y entrega.

Para renacer, reinventar y revolucionar, hay que atreverse a morir en lo que ya no es, para dar espacio a lo que puede .

miércoles, 7 de enero de 2015

Plegaria

Armando Fuentes Aguirre


Un pedazo de tierra para posar mi planta, y ahí una huella sabia que conduzca la mía.

Un rincón en el cielo donde anidar mis ansias, con una estrella, para saber que Tú me miras.


Sobre mi frente un techo; bajo el techo una llama; un pan que nunca falte, y una esposa sencilla.

La esposa como el pan: alegre, buena, cálida; el pan como la esposa, de suavidad benigna.


Un amigo y un libro. Salud, pero no tanta como para olvidar que he de morir un día.

Un hijo, que me enseñe que soy Tu semejanza.


Sosiego en el espíritu... Gratitud en el alma...

Eso pido, Señor, y al final de la vida dártelo todo, a cambio de un poco de esperanza.

lunes, 5 de enero de 2015

Feliz hombre nuevo!

         
Armando Fuentes Aguirre


Los habitantes de Roma tienen una costumbre de año nuevo. El primer día de enero arrojan a la calle un objeto viejo, inútil y gastado: la plancha que ya no sirve; el televisor descompuesto; la escoba que con el uso se acabó...

Esa costumbre encierra un simbolismo. Se trata de comenzar el año sin todo lo que nos estorba, sin el lastre de lo que ya pasó.

Eso mismo quisiera yo hacer: ponerme frente a mi ventana y echar a la calle el peso inútil de los malos sentimientos. De ese modo podría empezar una nueva etapa sin esas turbiedades interiores que nos impiden estrenar vida al mismo tiempo que estrenamos año.

Me gustaría arrojar a la calle esos trastos inútiles, y que un viento renovador se los llevara. Si hiciera eso quizás el nuevo año me daría un abrazo al encontrarme y me diría con una gran sonrisa:

-¡Feliz hombre nuevo!