lunes, 17 de agosto de 2015

El hombre más rico de Asia te enseña como invertir tu salario en solo 5 pasos



Li Ka-Shing, el hom­bre más rico de Asia con una for­tuna cer­cana a los 32 mil mil­lones de dólares, tiene inver­siones en bienes raíces, com­er­cio, puer­tos y energía; luego de una vida llena de éxito y expe­ri­en­cia, te explica cómo inver­tir tu salario para lograr com­prar tu carro y tu casa en un plazo máx­imo de 5 años.

Haz de cuenta que tienes un salario men­sual de 320 dólares (el monto es indifer­ente), el cual es tu sus­tento y uti­lizas para vivir a tu man­era. Ahora bien, a par­tir de este instante, cada pago que recibirás será redis­tribuido e inver­tido en cinco fon­dos que se dis­crim­i­nan a continuación:

Fondo · 1: 90 dólares [30%]
Fondo · 2: 65 dólares [20%]
Fondo · 3: 50 dólares [15%]
Fondo · 4: 35 dólares [10%]1
Fondo · 5: 80 dólares [25%]
Fondo · 1: 90 dólares para gas­tos de manutención
Este primer fondo debe ser uti­lizado para sub­si­s­tir. La real­i­dad es que será una forma bas­tante sen­cilla de vivir donde solo puedes gas­tar menos de 5 dólares cada día. Por ejemplo:

Un desayuno diario com­puesto por cereal, un huevo y un vaso de leche.
Para almorzar puedes tener algo sen­cillo, acom­páñalo de un snack y una fruta.
Final­mente para la comida, ve a tu cocina y prepara tus pro­pios ali­men­tos, los cuales pueden ser algunos vegetales, pro­teína y harinas.
Men­su­al­mente tu ali­mentación debe costar entre 80 y 95 dólares; no te pre­ocu­pes, siendo joven, tu cuerpo no ten­drá ningún prob­lema con este tipo de ali­mentación por algún tiempo.


Fondo · 2: 65 dólares para hacer amigos
Este fondo será uti­lizado bási­ca­mente para hacer ami­gos y ampliar tu cír­culo de amis­tades y cono­ci­dos. Sep­ara entre 20 y 25 dólares para pagar tu plan móvil, el resto del dinero debes inver­tirlo para invi­tar a dos ami­gos a almorzar cada mes.


¿A quién debes invi­tar a almorzar? Siem­pre recuerda invi­tar a per­sonas que sean más inteligentes que tú, que sean más ricos que tú o que te hayan ayu­dado en tu car­rera. Asegúrate de hacer esto cada mes, con seguri­dad que luego de un año tu cir­culo de ami­gos habrá gen­er­ado un inmenso valor para ti. Tu rep­utación, influ­en­cia y valor agre­gado serán clara­mente recono­ci­dos, además, estarás proyectando una ima­gen de generosidad.

Fondo · 3: 50 dólares para aprender
Men­su­al­mente debes inver­tir entre 10 y 20 dólares en libros. Sí, libros. Sé con­sciente que no tienes mucho dinero y que debes inver­tir en tu apren­dizaje. Cuando com­pres un libro, léelo con aten­ción y aprende todas las estrate­gias que están siendo com­par­tidas con­tigo a través de estas páginas.

Cada libro que pase por tus manos agré­galo a tu lenguaje para nar­rar alguna his­to­ria, no olvides que com­par­tir con otros tus expe­ri­en­cias y conocimien­tos puede mejo­rar tu cred­i­bil­i­dad y afinidad. El resto de dinero inviértelo en algún curso de entre­namiento, capac­itación, mejo­ramiento, de lo que sea…a medida que vayas ganando más dinero o ten­gas lo sufi­cien­te­mente ahor­rado, par­tic­ipa en cur­sos mucho más avan­za­dos. Cada vez que par­tic­i­pas en cur­sos de alto rendimiento, no solo estás adquiriendo nuevos conocimien­tos sino que estás rela­cionán­dote con per­sonas que com­parten tus ideas y que no serían tan fáciles de acceder de algún otro modo.

Fondo · 4: 35 dólares para via­jar al extranjero
Prémi­ate con un viaje al extran­jero una vez al año, esto te per­mi­tirá seguir cre­ciendo en tu expe­ri­en­cia de vida, y por favor, qué­date en hostales y ahorra dinero. En pocos años habrás recor­rido una gran can­ti­dad de países y adquirido nuevos conocimien­tos y sabiduría, la cual podrás uti­lizar para man­ten­erte enfo­cado y sen­tir pasión por tu trabajo.

Fondo · 5: 80 dólares para invertir
Invierte. Ahorra 80 dólares en tu cuenta ban­caria y haz­los cre­cer como si fuera el cap­i­tal para tu primer idea de nego­cio. Invierte tu dinero en nego­cios pequeños es una buena opción ya que estos son los más seguros; visita por ejem­plo tien­das may­oris­tas y mira qué puedes vender, si pierdes dinero no habrán per­di­das con­sid­er­ables. Sin embargo, si logras generar util­i­dades esto aumen­tará tu con­fi­anza y coraje para seguir empren­di­endo con la experien­cia nece­saria para ges­tionar tu pro­pio nego­cio.

Si puedes ahor­rar y ganar más, podrás inver­tir en activos y planes de largo plazo que te brindarán una seguri­dad para ti y para tus alle­ga­dos. Así que, inde­pen­di­en­te­mente de lo suceda con tu tra­bajo, siem­pre ten­drás unos fon­dos suficientes para ase­gu­rar que tu cal­i­dad de vida no se vea afectada.

Ahora, si luego de luchar durante un año sigues ganando los mis­mos 320 dólares men­su­ales esto sig­nifica que no has cre­cido para nada como per­sona, como pro­fe­sional y mucho menos como emprende­dor, algo que debería avergonzarte.

Si tu salario incre­mentó a 480 dólares [50%] deberás seguir tra­ba­jando duro, esto implica con­seguir un tra­bajo de medio tiempo, preferi­ble­mente rela­cionado con las ven­tas. Vender es todo un reto, pero es la forma más fácil y ráp­ida de adquirir la sabiduría y expe­ri­en­cia de venderte a ti mismo, habil­i­dad indis­pens­able para tu vida, y más si decides emprender.

Todos los emprende­dores deben ser vende­dores. Estos deben tener la habil­i­dad de vender sus sueños, ideas y visiones.Con seguri­dad encon­trarás per­sonas en tu vida que vale la pena tener a tu lado, a ellos debes vender tu visión del mundo.3

Trata de com­prar ropa y zap­atos que sean baratos; ya ten­drás dinero y tiempo para com­prar abso­lu­ta­mente todos cuando seas rico. Ahorra dinero y cóm­prale un regalo a las per­sonas que amas, cuén­tales tus metas financieras y los planes que tienes; háblales de tus sueños, de tu con­vic­ción y sacrificios.

Todos nece­si­ta­mos ayuda, inclu­i­dos las per­sonas de nego­cios, así que ofrécete y ayuda con alguna opor­tu­nidad que se pre­sente, esto no solo te hará mejor per­sona sino que incre­men­tará tus habil­i­dades y conocimientos.

Para el sigu­iente año tu salario debe estar en 800 dólares y como mín­imo en 480 dólares, si no lo está no podrás com­pe­tir ni siquiera con la inflación.

En Con­clusión.
Sin impor­tar cuánto dinero ganes siem­pre divide tu salario en cinco fon­dos, siempre haz de ti alguien útil, invierte en tu conocimiento y haz nuevos con­tac­tos. Cuando incre­men­tas tu inver­sión social y expandes tu red de cono­ci­dos y ami­gos, tus ingre­sos cre­cerán pro­por­cional­mente. Aumenta tu inver­sión en apren­dizaje y for­t­alece tu con­fi­anza; invierte más via­jando y cono­ciendo, expande tu hor­i­zonte y por supuesto invierte muchísimo más en tu futuro; al final, todo esto, incre­men­tará sostenida­mente tus ingresos.

Si logras man­tener este bal­ance en tu vida todo empezará a cre­cer orgáni­ca­mente; tus ami­gos, tus con­tac­tos, tu conocimiento, tus ingre­sos, tu riqueza, todo.

Ten­drás ami­gos en abun­dan­cia, así que desar­rolla rela­ciones más valiosas y mejores conex­iones al mismo tiempo. Podrás acceder a mejores cur­sos, even­tos más grandes y even­tual­mente estar preparado para asumir nuevos proyectos y opor­tu­nidades más desafi­antes. De repente, todos esos sueños como tener un carro y una casa, se irán haciendo realidad.

Recuerda.
Cuando estés pobre, sé amable con los demás y no busques ben­efi­cios siendo un cal­culista. Cuando seas rico debes dejar que otros sean buenos con­tigo; deberás apren­der a ser mejor con­tigo mismo. Cuando estés mal económicamente debes mostrarte y dejar que otros te util­i­cen; cuando seas rico debes apren­der a con­ser­varte y no dejarte utilizar…así fun­ciona la vida, entién­dela y aplí­cala a tu futuro.

Cuando estés pobre invierte tu dinero mostrán­dote a los demás. Cuando llegue la riqueza no te muestres, sé dis­creto y gasta tu dinero silen­ciosa­mente. En momen­tos de pobreza intenta ser gen­eroso, y en momen­tos de abun­dan­cia no dejes que te vean como un banco.

No hay nada de malo en ser joven y no debe asus­tarte el hecho de poder ser pobre. Lo que sí debes saber es cómo inver­tir en ti y cómo incre­men­tar tu conocimiento y sta­tus. Debes saber qué es impor­tante en tu vida y definir en qué vale la pena inver­tir. Iden­ti­ficar que debes evadir y en qué gas­tar tu dinero. No comas tanto en la calle, y si lo haces, trata que sea un almuerzo o una comida pagando inmedi­ata­mente, sin tar­je­tas. Y cuando vayas a invi­tar a comer a otras per­sonas, asegúrate que ten­gan sueños más grandes que los tuyos y que por encima de todo, tra­ba­jen más que tú: Todo esto que acabas de leer resume lo que es la esen­cia de la disciplina.

Una vez que el medio para vivir no sea un prob­lema en tu vida, uti­liza el resto del dinero para seguir tus sueños y pasiones…asegúrate de vivir una vida que valga la pena recordar.





Asegúrate de vivir tu sueño y tu historia.

viernes, 14 de agosto de 2015

Las trampas del deseo

Por José Gordon



Hay una diferencia fundamental entre lo que uno desea y lo que uno piensa que desea. El problema es que esto es difícil de apreciar en nuestras propias vidas. Se requiere desarrollar cierto silencio interno para atestiguar las capas sutiles que están detrás de nuestras acciones. El mundo de la literatura, el cine y el teatro permite este ejercicio. En estos escenarios podemos ver con claridad la tragedia del protagonista que no se da cuenta de lo que realmente desea. Los caricaturistas, como Paco Calderón en las páginas de REFORMA, son expertos en detectar este tipo de brechas sobre todo en los políticos que ponen cara de justicieros y creen, incluso, que desean el bien común cuando realmente los mueve la ambición.

Esta brecha es la que justamente explora, desde otra perspectiva, el investigador Dan Ariely, profesor de sicología del consumo en el MIT, profesor invitado en el Boston Federal Reserve Bank y miembro del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton. Ariely publica sus textos en revistas como Scientific American y Science y es autor del libro Las trampas del deseo (Ariel), que apareció en inglés con el título Predictably Irrational (Previsiblemente Irracional). Los estudios de Ariely forman parte de una disciplina que se conoce como economía conductual. Se basa en experimentos sicológicos que investigan la brecha trágica entre la forma en que percibimos que actuamos y nuestro comportamiento real.

Así, trata de entender las decisiones que toma la gente -que aparentan ser pensadas y racionales- y responden más bien a temblores emocionales. Estas decisiones dan pena cuando alguien apunta la trampa en que ha caído el razonamiento. Ariely examina, por ejemplo, por qué los pacientes tienen mayor alivio al curarse con un medicamento caro en contraposición con uno idéntico pero barato; por qué la gente honesta puede robar unos lápices en una oficina o comida comunal, pero es incapaz de sustraer dinero; por qué las dietas que nos prometemos se olvidan cuando pasa el carrito del postre; por qué las personas más cautas toman malas decisiones cuando están calientes (en todos los sentidos); por qué el peso de la propaganda de la que nos sentimos inmunes ("Sólo afecta a los tontos y yo no lo soy") no permite discernir, nubla el juicio y estimula el prejuicio.

Los experimentos de Ariely utilizan en muchos casos las herramientas más sofisticadas de la neurociencia. Lo interesante es que toda esta línea de investigación surgió a partir de una experiencia de Ariely que lo puso de frente a las trampas del deseo.

A los 18 años tuvo un accidente que le dejó el 70 porciento del cuerpo con quemaduras de tercer grado. Tres años vivió en el hospital lleno de vendas. Ese aislamiento lo hacía sentir como si fuera un ser de otro planeta. Tenía un silencio interno que le permitía atestiguar el comportamiento de familiares y amigos y ver los resortes que los movían. Al observar las curaciones que le hacían las enfermeras le intrigaba por qué al quitarle las vendas -un proceso muy doloroso que lo dejaba con la piel viva- preferían hacerlo de un tirón rápido, en vez de hacerlo lentamente. ¿Qué sería más doloroso?

Años más tarde, cuando se recuperó y realizó sus estudios universitarios, hizo una investigación que probó que el proceso más lento hubiera sido menos doloroso. ¿Por qué las enfermeras con experiencia y compasión por el paciente habían elegido el más rápido? Cuando fue al hospital a informar a las enfermeras de sus hallazgos, ellas quedaron sorprendidas. Entonces descubrió que detrás del razonamiento de ellas había algo que no tenía que ver ni con el paciente ni con su sabiduría de cómo tratarlo. Una le dijo que les resultaba angustiante y doloroso ver lo que sentía el paciente. Acabar rápido era una forma de mitigar su propio dolor. Así se dieron cuenta que pensaban que deseaban el menor dolor en el paciente, cuando en realidad deseaban acabar con la tortura de ver la pena en otra persona.

jueves, 13 de agosto de 2015

Cuando me amé de verdad. Charles Chaplin.



Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no es sino una señal de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es…”AUTENTICIDAD”

Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente y comencé a ver todo lo que acontece y que contribuye a mi crecimiento. Hoy eso se llama…”MADUREZ”

Cuando me amé de verdad, comencé a percibir como es ofensivo tratar de forzar alguna situación, o persona, solo para realizar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o la persona no está preparada, inclusive yo mismo. Hoy sé que el nombre de eso es…”RESPETO”

Cuando me ame de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable…, personas, situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. De inicio mi razón llamó esa actitud egoísmo. Hoy se llama…”AMOR PROPIO”

Cuando me amé de verdad, dejé de temer al tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé que eso es…”SIMPLICIDAD”

Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y con eso, erré menos veces. Hoy descubrí que eso es la…”HUMILDAD”

Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama…”PLENITUD”

Cuando me amé de verdad, percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, ella tiene una gran y valiosa aliada. Todo eso es…”SABER VIVIR!”

uando me amé de verdad comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta y en el momento exacto y entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene un nombre…”AUTOESTIMA”